Preparación
- Después de sacrificado, bien desangrado, pelado y vaciado, se lava al chorro de agua fría hasta quedar blanco por dentro y por fuera.
- Colocado el tostón encima de una mesa, le abrimos el espinazo a punta de cuchillo desde la gaita hasta el rabo, cuidando no romper la piel.
- En una cazuela o asador colocamos unas tablillas, ponemos el cochinillo encima y de espaldas, echamos un poquito de agua, sazonamos por dentro y lo metemos al horno.
En el horno
- Estando a una temperatura aproximada de 200 grados, introducimos el cochinillo tal cual.
- Pasada una hora, lo sacamos, añadimos agua a la cazuela (que se habrá evaporado) y si ha cogido color le damos la vuelta.
- Ya con el lomo hacia arriba, se picotea la piel cuidadosamente, le damos una pincelada con aceite de oliva virgen, por todo el lomo y de nuevo lo metemos al horno otras dos horas aproximadamente.
- En la última media hora, estaremos pendientes por si fuera necesario proteger alguna parte por exceso de calor: orejas, patas...
- Cuando consideremos que está la piel dorada y crujiente puede estar asado y a punto, entonces lo sacamos definitivamente del horno y lo presentamos en la mesa.
Presentación y trinchado
Por tradición histórica el cochinillo asado se presenta en la mesa entero, tal cual sale del horno. Se parte o trincha con un plato en presencia de los comensales. Es un ritual para mostrar el punto justo de cochura y de su ternura. El jugo o salsa lo rectificamos de sal y servimos aparte en puchero de barro, bien caliente.